jueves, 26 de febrero de 2009

La Meiga vampira


Hola amigos! Esto es lo último, he estado estos días sin escribir porque no me atrevía a contar lo que me ha pasado, como no creeis en los vampiros, menos creereis aún en brujas montadas en escoba y aún menos si esa meiga es la mujer vampira que me encontré la última vez.

Aquella noche deambulaba yo alrededor de la catedral, ya sé que esa zona está muy concurrida los sábados a la noche pero era un lunes y había menos gente que en una actuación del Pajares. Tan tranquilo estaba que menudo susto me llevé al notar por detrás, sí, en esa cierta parte, un empujón con lo que parecía ser… bueno, que parecía que tenía al Dinio con sobredosis de Viagra golpeándome traicioneramente, era ella, que con su escoba me embistió burlonamente. Luego giró, se puso frente a mí y se elevó de nuevo a las alturas riéndose cruelmente. Imaginais que estoy loco, seguro.

viernes, 13 de febrero de 2009

La chica vampira



Ella apareció entre la bruma de la noche, mezclada en una niebla fría… Se mostraba con una sonrisa tranquila, como si poco le importara el ser vista, era la dueña de la oscuridad; cuando le daba la luz su piel parecía transparente, parecía vislumbrar sus huesos a través de ella. Su mirada era increíblemente hipnótica, su boca estaba salpicada de sangre, me miraba satisfecha, saciada… No sé cuánto tiempo transcurrió porque no supe reaccionar, hasta que se elevó lentamente llegando a fundirse en el cielo, vampiros en Lugo, era absurdo y sin embargo, yo estaba allí, no estoy loco. ¿Alguien me cree?

jueves, 12 de febrero de 2009

El Retorno




He estado en el infierno, encogido, perdido, tenso y rabioso como un perro malherido, acorralado entre cuatro paredes acolchadas riéndose de mí en plan Javier Gurruchaga; para despertar, un golpe de agua fría por la mañana, electroshock por las tardes, Gran Hermano por las noches... Bueno, alguna vez veíamos también a la Ana Rosa algún mediodía. ¿Acaso no hablo del infierno?? Querían acabar conmigo, con mi personalidad. He pensado en series infantiles cuando me enseñaban las manchas de Rorschach, les hablé del osito "Misha", de "Jacky y Nuca" y de por qué nadie sanaba de esa terrible depresión endógena a Calimero, les he conmovido tanto que me han dejado libre, según ellos ya estoy curado, ilusos... Mi identidad está a salvo, he vuelto con más furia que nunca, más rabioso que el capitán Garfio cuando le regalaron un violín.

Todo comenzó en una fría noche, por la Plaza de Santo Domingo...